El estreñimiento es habitual en los primeros meses de vida, en especial, entre los bebés alimentados con leche artificial. Sus heces “son más duras y con más jabones cálcicos que los niños alimentados con leche materna, por la distinta composición de los ácidos grasos”, explica a Correo Farmacéutico María Jesús Pascual, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca (Madrid).
La clave está para Daniel Barrachina, vocal del Colegio de Farmacéuticos (COF) de Valencia, en que carecen de la microbiota de la leche materna. “Esto no favorece en absoluto el desarrollo de la flora intestinal en el recién nacido, aunque parece ser que cada vez hay más marcas que intentar suplir esta carencia”.
A la hora de elegir una leche artificial para un bebé estreñido, Óscar López Moreno, vocal de Titulares de Oficina de Farmacia del COF de Madrid, recomienda “las fórmulas con baja cantidad de grasas saturadas, que contienen principalmente lípidos en forma de ácidos grasos poliinsaturados”. Aconseja además “evitar la preparación de biberones concentrados e incluso se debe aumentar un poco el aporte de agua”.
Sin evidencias
Sin embargo, las leches de fórmula anti-estreñimiento “carecen de evidencias de su eficacia”, advierte Adriana Montoto, del Grupo de Nutrición y Dietética de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac). Aun así, reconoce que “la relación riesgo-beneficio es completamente positiva y no aportará ningún efecto negativo al niño”. En este sentido, aconseja fijarse en que contengan frutoligosacáridos y galactooligosacáridos (fibras), beta-palmitato (grasa que facilita la digestión) y/o hidrolizados parciales, “que parecen aumentar las deposiciones”.
Entre los productos laxantes de venta en farmacia, la experta de Sefac señala que los granulados de frutas laxantes son fibras que se pueden usar desde las primeras semanas. También hay diferentes presentaciones de fibra vegetal (líquido, polvo, gotas...), pero deben ser pautadas por el médico, señala.
Los probióticos, útiles frente al cólico del lactante, “en los estudios en estreñimiento han dado resultados poco significativos”, observa Montoto. Sin embargo, Pascual entiende que “pueden ayudar a regular la flora intestinal”.
En el campo de la prescripción médica, la pediatra señala que en los muy pequeños puede ser útil y seguro el sulfato de magnesio y, por encima de los seis meses, el polietilglicol macrogol 4.000 a dosis habituales. Este es el laxante “de elección en estreñimiento funcional de más de seis meses”, corrobora Montoto. “La lactulosa y el lactitol, se usan en casos de intolerancia al anterior”, añade.
Un clásico al rescate son los supositorios de glicerina. La pediatra reconoce que es una opción que “le gusta poco, teniendo en cuenta la disponibilidad de laxantes orales muy eficaces, que evitan interferir con los mecanismos defecatorios normales del niño y su aprendizaje”.
“Son útiles en el tratamiento del estreñimiento agudo, pero su uso puede producir irritación anal por lo que se recomienda utilizarlos en periodos del tiempo limitados”, agrega López Moreno. Hay que tener en cuenta que “laboratorios de fitoterapia han formulado enemas a base de miel y otros derivados naturales que tienen efectos secundarios menos frecuentes y graves que los clásicos”, expone la portavoz de Sefac.
Se puede recurrir a estas ayudas sin olvidar que las medidas higiénico-dietéticas son el primer pilar también desterrando mitos para evitar la desesperación de los padres. Por ejemplo, una etapa crítica es la introducción de la alimentación complementaria. Aunque entre las recomendaciones en esta etapa están la de introducir alimentos con mucha fibra, Pascual sostiene que “a esa edad no es un problema de fibra sino de ajuste de líquidos en una dieta que es muy láctea”.
A medida que el resto de alimentos ocupa el espacio de la leche, el vocal del COF de Madrid sí recomienda una dieta rica en fibra (con cereales, verduras, legumbres y frutas) y la ingestión abundante de líquidos. Entre las frutas, en el estreñimiento debe darse preferencia a la naranja y a la pera. Y aunque no haya alimentos prohibidos, apunta que los niños con estreñimiento deben limitar los alimentos astringentes como arroz, zanahoria, chocolate, membrillo, plátano, manzana, patatas o pasta.
Dieta y hábitos, primeras medidas
Para evitar el establecimiento de estreñimiento crónico en el niño pequeño, Óscar López Moreno, del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, aconseja enseñar a los padres a instaurar medidas dietéticas, correctos hábitos higiénicos de defecación, tener un horario de comidas regular, masticar bien los alimentos e instar a la práctica de ejercicio físico.
También es importante tranquilizar a los padres, observa Daniel Barrachina, del COF de Valencia, “ya que en el proceso de maduración intestinal hay fases en las que se pueden producir periodos en los que se defeca menos de lo habitual”.
ncG1vNJzZmibpZ6xosDEqaOuq16irrOvwGeaqKVfm66utcuimGialZeycH6PanBoaGRkfXZ7xKyrq52enrqqsc2tpmaalZeytHnLmq%2BapqSawG68xKqsnqafqHq0wcWroJ2noprAbn2VcnBxcV6dwa64